Ausente por aprendizaje

Este blog, el mío, estuvo casi inactivo durante un mes. Hoy te lo cuento: me tocó aprender.

La lección más fuerte llega cuando menos la esperás. Me pasó: iba con la guardia baja, sin presumir que podía llegar el impacto. Y llegó. Aclaración conceptual: no viene en forma de planteo teórico: “si haces tal cosa te puede pasar tal otra”. No. La vida transmite con la metodología del caso. Te convierte en protagonista de tu (inesperado) caso. Y, como indican los libros, después es hora de aprender a partir del caso.

El aprendizaje así generado es profundo, cambió muchos de los supuestos básicos con que me manejaba. ¿Está bueno aprender así? Voy a intentar responder sin soberbia: sí. La otra posibilidad, la que venía en los supuestos de mi modelo, era seguir transitando la vida sin ese choque. Sin ese impacto. Sin ese aprendizaje.

¿Qué paso? Me interné el 9 de septiembre para someterme a una cirugía de próstata, algo normal para un hombre modelo 1956. Lo esperable: no más de un par de noches en el sanatorio y a completar luego la recuperación en tu casa. ¿Ocurrió eso? No.

Está escrito en los libros: cada no sé cuántos casos de RTU de próstata (mi intervención) hay una que se complica con un tema renal: necrosis tubular aguda. ¿Y entonces? Fallas en los riñones, que de entrada te aclaran que es reversible, pero que necesitan de días de intervención y cuidados, diálisis y otras yerbas. La habitación del sanatorio pasa a ser tu casa. El tiempo (mi tiempo) avanza más lento. Las comodidades del cuarto del Ota (sanatorio Otamendi) son muy buenas, con TV incluida. La comida y atenciones son óptimas. Sin embargo, es la hora de mirar para adentro. De aprender.

A mí me ayudó mucho María, mi pareja. No solo una gran compañera para hacerte más llevadera la estada, demostrar el amor en cada momento a mi lado, resolverte cuestiones operativas, sino también para impulsar y propiciar los aprendizajes.

Me costaría describir los primeros días post cirugía. Los tengo como borrados. Fueron los momentos donde convivía con sonda vesical y la llegada de las malas noticias. Algo había fallado y los riñones se demoraban en arrancar. Y no recuerdo mucho más que eso.

Después vinieron las jornadas con diálisis, extenuantes para mí, y el seguimiento del valor de la creatinina. Bajaba a 7 post diálisis y luego se disparaba a 8 o 9. Teníamos que acercarnos a 5 para estar cerca del alta y para eso faltaba mucho.

Fueron casi cuatro semanas. Me fui el viernes 4/10, pasé por dos habitaciones (la 206 y la 420). Tuve mi última diálisis el martes 24. A partir de ese día, el cuerpo (los riñones) empezó a hacer el ajuste solo, sin intervención del FMI. Fueron ajustando peso, al ir reduciendo los excesos por retención de líquidos, cantidad orinada y la creatinina empezó a bajar el sábado 28, cuando cantaron 6,5.

La atención medica fue muy cuidada en todo momento, con un acompañamiento profesional y cálido al mismo tiempo.

¿Y los aprendizajes? Seguirán llegando. Pero ahora ya puedo invitarlos a reconocer que la frontera de posibilidades de lo que pueden hacer hoy es eso: lo que pueden hacer hoy.Sugiero que no la proyecten suponiendo que siempre estará ahí. Disfruten de tener esa frontera y cuando, muchas veces después de una piña, llegue otra frontera, valórenla también. Pero sobre todo: gocen (aunque suene exagerado) de la frontera disponible cada día.

¿Y hubo más? Aparecieron expresiones de una espiritualidad que no tenía claro que poseía. La compañía de la noche dejó de ser el noticiero de la TV para ser la oportunidad de mirar para adentro de uno y en silencio. Para dialogar conmigo, aprender y saber aceptar lo que me toca.

Agradezco: a María, a mi prima Inés Rameshdeep y a su marido Harbhajan, a los amigos y primos que me hicieron el aguante de todas las formas posibles (hasta prestándome una notebook), a los que (conociéndome o no) rezaron por mí, a los médicos y médicas (representadas por la Dra. Daiana y el Dr. William), a las enfermeras (representadas por Vitta y Daniela), a Haydee y Nancy que me dializaron con profesionalismo y eficiencia, al personal que atendió mis cuartos (representado por Gloria). Y también agradezco a la vida, que me permitió aprender.

18 thoughts on “Ausente por aprendizaje

  1. Gracias por compartir esto.
    Que sigas mejorando.
    Soy modelo 1943 y todavía estoy completo… nunca se sabe qué puede pasar…
    Bienvenido…

    1. Suerte Carlos, que te mejores pronto de todas las molestias de la post-operación y que vuelvas rapidamente a tu vida normal

  2. ¡Espero que la recuperación sea completa Carlos, un abrazo! Y estas circunstancias, como vos decís, son un gran aprendizaje.

  3. buen dia que sigas viendote y mejorando dia a dia , no olvides que puede llover en cualquier momento y en cualquier lado eso es inmanejable que estes bien Ruben

  4. Hola Carlos, Leí con mucha atención lo que te ocurrió, y me alegro mucho que puedes contarlo con muchos detalles. Nosotros a esta edad modelo 1955, ja ja, no queda otra que cuidarse muchísimo. Agregar calidad de vida y mas años en nuestras vidas. Espero que te recuperes pronto. Mis saludos desde Mendoza.

  5. Hola Carlos, nos alegramos que estés mejor, son experiencias que cambian la forma de ver la vida, con Angeles lo aprendimos durante su primer tratamiento oncológico en 1987. Ya te liberaste de la diálisis? Abrazo grande y besos de Angeles.

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