El estado de situación de nuestra querida Argentina, en materia de deuda pública en moneda extranjera, podría resumirse así:
-se renegoció con éxito la emitida bajo ley extranjera;
-se superará con muy buen suceso el reperfilamiento de la emitida bajo ley local (perdón Martín por el spoileo);
-como resultado de lo anterior, en los próximos días aparecerán en escena los nuevos Bonos, que vendrán en dos formatos: los Bonos (así, en español) emitidos bajo ley local and the Bonds (emitidos under foreign legislation and courts in New York).
¿Y listo? No. Falta renegociar con el FMI (Fondo Monetario Internacional) y otros organismos, pero sobre todo con el IMF (ahora pongo las siglas del FMI en inglés, para lucirme).
Las claves de la negociación con el FMI
¿De cuánto es la deuda? Unos 45 mil millones de dólares de capital.
¿Va a ser tan complicada la negociación como la pintan los funcionarios? No. El partido tendrá complicaciones, pero hay interés de las dos partes en acordar. Argentina representa, según los estados contables del organismo, el 43% del total de los créditos.
¿Cómo interpretar ese 43%? Le dieron mucho a un solo “cliente”. Tienen mucho “riesgo argentina”, de manera que están tan interesados como nosotros en arreglar.
¿Cómo son los vencimientos de capital e intereses de nuestro préstamo?
Te lo resumo en este cuadro, en Musd:
¿Qué se observa en el perfil de los flujos a posponer (me adelanto al final de la película)? Sin vencimientos de capital en lo que resta de 2020 y una fuerte concentración de pagos en 2022 y 2023.
Antes de seguir: cuando Mauricio y Christine Lagarde (la anterior titular del FMI) suscribieron el acuerdo ya sabían que no era cumplible.
¿Qué necesitan Alberto y Argentina de esos vencimientos? Patearlos para adelante. Que no caigan en esta presidencia.
Cómo sigue la película
¿Cómo se implementará el acuerdo? Seguramente sin quita de capital (con el FMI no, diría Beatriz Sarlo) y con pagos más alejados en el tiempo.
¿Y eso cómo se logra? Con un nuevo préstamo que no implique desembolso de dinero (un asiento contable, cancelando el Stand By actual y generando un nuevo pasivo con algunos condicionamientos).
Argentina deberá comprometerse a exhibir un sendero de reducción del déficit fiscal y a políticas macro coherentes en relación a la cantidad de moneda, tipo de cambio y otras cuestiones.
¿Habrá ruido durante la negociación? Sí. Nuestros representantes declararán que los argentinos no toleran (toleramos) otro ajuste y, al mismo tiempo aprobarán, por ejemplo, una nueva ley de movilidad previsional con números menos exigentes para el fisco que la que regía y el gobierno actual dejó de lado, al pasar a aumentos por decreto (¡con los jubilados sí, Alberto!).
¿Y al final? Habrá acuerdo. Ambas partes jurarán haber defendido los intereses que corresponden y firmarán la paz. Y este nuevo préstamo les permitirá a los funcionarios del FMI seguir teniendo “los papeles de Argentina en regla”, sin registrar pérdida alguna. Y a los funcionarios argentinos sentir que tienen por delante unos años con escasos vencimientos en moneda extranjera.
Habrá festejos moderados, agradecimientos a Kristalina Georgieva (la titular del FMI), al Papa Francisco y brindis con vino de misa.
¿Y después? En algún tiempo, habrá que empezar a pagar los vencimientos importantes de los nuevos bonos (bajo ambas legislaciones) y lo del FMI. Pero eso será en otro momento. Para los políticos argentinos: larguísimo plazo.
Argentina refinanciará su acuerdo con el FMI. Llevará unos meses, pero se va a dar. En el fondo, no son tan malos. Y están tan necesitados como Alberto en acordar.
Hasta la próxima.
ya esta vamos andar muy bien , argentina potencia , hay que acomodar algunas cositas sino es en los proximos 10 años sera dentro de 20 hay que tener fe .
Gracias Rubén por tu comentario!