
O cómo perdiste (sin saberlo) el aguinaldo
AM es un prestigioso psiquiatra que solo atiende por la tarde o noche (contradicción en la que ha preferido no ahondar) y EG una docente, muy bien conceptuada por sus alumnos, que trabaja en relación de dependencia en dos universidades nacionales. ¿Qué tienen en común ellos y millones de compatriotas? Viven de su laburo, en una Argentina inflacionaria, con ingresos que no aumentan cada mes. Y entre las preguntas que se plantean, también figura esta: ¿con qué frecuencia suben sus honorarios o les aumentan sus sueldos y qué consecuencias económicas tiene eso?
Para no contar aspectos privados, supongamos que en la Argentina de 2018 a EG le hubieran aumentado su salario dos veces, en junio y diciembre y, en ambos casos, los incrementos hubieran compensado todo el deterioro del poder adquisitivo durante esos períodos. Ese estado empleador, atento, que valora la educación y por eso no quiere que sus profes ganen mal, le compensó toda la inflación dos veces en el año. Si hubiera ocurrido eso (que no pasó), ¿tuvo EG alguna pérdida adicional? Sí! Por cada uno de los diez meses donde no hubo aumento fue perdiendo. Y acumulando pérdida. ¿Y al final? Perdió casi un salario de poder adquisitivo por la demora en la llegada de la compensación. En otras palabras: el costo del no aumento mensual fue (casi) equivalente a su aguinaldo.
Y si AM hubiera ajustado sus honorarios recién al final del año, por el 100% de la inflación del período, hubiera perdido el equivalente a casi un mes y medio de honorarios.
Antes de seguir: ya sabemos que todo fue peor. Ni a EG le aumentaron por toda la inflación ni AM pudo trasladarle esos porcentajes a sus pacientes. En el caso de EG, el Estado Nacional sacrificó (por única vez) la educación y priorizó los números fiscales. Y AM no quiso verse expuesto a tratar en sesión un planteo del tipo “mi terapeuta (o sea, vos) busca ahogarme económica y financieramente para prolongar el tratamiento”. Es conocido: hubo pérdida de poder adquisitivo por ajustes menores. Lo que estoy explicitando es un perjuicio real, adicional, de segundo orden, pero significativo. ¿Qué generó la pérdida de EG, AM y tantos otros? El efecto “escalón”; la no indexación durante meses y la acumulación de esos no aumentos. En el décimo piso sentimos el cansancio por la trepada desde planta baja; no solo por el esfuerzo del último tramo.
Apuntes finales:
*otra vez: el efecto más relevante es que casi nadie recibió en Argentina, durante 2018, 100% de compensación por inflación;
*busco visibilizar este efecto secundario, pero relevante;
*pese a todo, y hasta donde sé, EG y AM son razonablemente felices con sus vidas.
¿La solución es indexar cada mes? O, si la inflación aumenta, ¿hacerlo cada quince días? No; es resolver alguna vez el tema inflacionario. ¿Es fácil? En campaña electoral, algunos políticos decían que sí. Hasta la próxima.
Estimado Amigo, también se podría decir que «del lado de los costos», algunos de éstos también tienen el mismo tratamiento, ejemplo: alquiler departamento, abl, AySA, terapeuta, y no me extiendo para no ahondar en la vida privada de los consumidores.
Un abrazo.
Enrique
Estimado Enrique, sin dudas es como decís. Gracias por el aporte. Abrazo
No recuerdo el nombre del premio Nobel que dijo «los precios suben por el ascensor y los precios por la escalera»
Estimado, creo que se trata de John Sunday. Gracias por su comentario. Abrazo