El reciente (y nuevo) default de Argentina puso sobre el tapete términos financieros no usuales. Hoy nos toca presentar a un derivado importante, pero no tan conocido: el Credit Default Swap (CDS).
La familia de los Derivados tiene algunos miembros famosos, como los futuros, los calls y los puts. Todos son de géminis, con sus dos personalidades. Con ellos se puede hacer cobertura, reduciendo riesgos, pero también se especular, tomando riesgo. Mucho riesgo.
Permítanme un ejemplo extra CDS para ejemplificar lo de las dos caras. En las operaciones a futuro de dólar (contra pesos) participan los que buscan cobertura (por ejemplo, un importador que debe abonar dentro de seis meses una factura en dólares) y también los que solo apuestan a ganar dinero en ese mercado. Los primeros (como el importador de nuestro caso) reducen riesgos con el derivado (el futuro) y el especulador toma riesgos. Este último puede ganar o perder cifras significativas.
¿Y los CDS? Son una especie de seguro, que pagan una compensación si se produce el “siniestro”. El comprador de un CDS va abonando una prima por el activo asegurado (en este caso un Bono argentino emitido en moneda extranjera y bajo legislación extranjera) hasta el vencimiento de la “póliza” (permítanme la metáfora).
Los contratos de CDS tienen una duración establecida, como en los seguros, y la “compañía aseguradora” paga si el emisor no paga el bono (defaultea). Este evento crediticio es lo que en un seguro tradicional sería el incendio de la casa o el robo del automóvil.
¿Y entonces? A este contrato recurren quienes hacen cobertura y también los especuladores. Los que realizan hedging (cobertura) son aquellos que compran un CDS y son propietarios del bono asegurado.
¿Y cómo juegan los que especulan? Comprando el CDS sin tener bonos. Van pagando la prima y “rezan” para que se produzca el evento crediticio. ¿Cómo? Son jugadores que apuestan a que se produzca el default. La prima, en este caso, es la erogación que les permite apostar a ganar dinero con el default de un bono sin tener ese activo.
Para no entrar en detalles digamos que, hace pocos días, la International Swaps and Derivatives Association (ISDA) estableció que el vendedor del CDS tendría que abonar 68,5 usd por cada 100 usd en bonos defaulteados. Traducido: valuaron en 31,5 usd por cada 100 usd a esos bonos. Lo mismo, con otra metáfora: el incendio no fue total; la “casa” no vale cero.
¿Cuánto valían los CDS de los bonos argentinos? El que lo tomó en enero 2018 pagó menos de 250 puntos básicos (2,5%) por año, el que se subió al bondi en marzo de 2019, 800 basis points (ahora lo escribí en inglés, 8%) anuales. Tras las PASO (elecciones primarias) de agosto 2019, pasaron de 1000 a 2000 puntos básicos, lo que reflejaba el aumento de la probabilidad del default.
¿Y cuánto vale hoy un CDS relacionado con un bono chileno? No debería sorprenderte: 81 puntos básicos, o sea menos de 1% por año.
¿El país tiene que poner dinero por los CDS? No. Es un contrato entre privados.
¿Los CDS son un seguro tradicional? Debería quedar claro que no. Se puede apostar al incendio de la casa sin ser propietario del activo. Y muchos de los que pusieron dinero jugando a que Argentina iba al default, ganaron unos cuantos dólares.
Se ha dicho reiteradamente desde el gobierno: Argentina ya no es un lugar para especuladores. Pero los mercados inciertos (volátiles) atraen a los especuladores, que ganan y pierden mucho dinero. Y esa atracción es mayor cuanto más volátil (o incierto) sea el país o el mercado.
Para que Argentina deje de ser considerado un lugar soñado para especular, deberá convertirse en previsible. Y para eso, por las señales que da el gobierno, todavía falta.
Hasta la próxima.