En un año de elecciones presidenciales en Argentina, tenemos dos «bombas» en pesos: las Leliqs del Banco Central de la República Argentina (BCRA), con un stock de alrededor de 12 billones de $ que, sin nueva deuda, crecen al 107% efectivo anual y los bonos del Tesoro. El Canje de Deuda se hizo sobre los bonos del Tesoro.

El problema a resolver: vencimientos acumulados antes de elecciones. Nadie (o casi nadie) quería títulos que vencieran post elecciones.

¿En qué consistió el Canje? El Tesoro cambió bonos que vencían antes de las elecciones por otros bonos con vencimientos más largos (hasta el 2025).

¿En cuánto desahogaron los vencimientos de corto plazo? En más de 4 billones de $.

¿Cómo se lee el 64% de aceptación? Canjearon el 100% los tenedores oficiales (ANSES, bancos oficiales, etc.) y una parte de los privados.

La mayoría de los títulos nuevos son indexados por CER (costo de vida) o Duales (CER o dólar oficial, lo que dé mejor al inversor). Es decir, no licuables.

Dos frutillas para (hacer más seductores) los nuevos títulos: los tenedores tendrán (si lo compran) un derecho a cobrar antes de los vencimientos, si se dieran algunas condiciones desfavorables de mercado y los bancos podrán usarlos como encajes.

Era, como bien dice De Pablo, la negociación entre dos «ahorcados», un gobierno sin poder que se va y bancos «empomados» (este término es mío) con los títulos.

¿Qué consiguió el gobierno? Seguir pateando todo para adelante. Y así continuarán Sergio y Alberto. Paso a paso. Intentando que no salte ninguna chispa.

Hasta la próxima.