La mayoría de las veces que escribo un posteo le pido un primer juicio crítico a María, mi compañera (de la vida, no de la política). En la versión inicial del UVAtest, utilicé la expresión “descalce” y ella me devolvió el texto con un “para mí, eso es sacarme las zapatillas”. El comentario tuvo dos consecuencias: generó una aclaración dentro del UVAtest y este nuevo posteo.
Ya tenemos una primera respuesta a qué significa estar calzado (o descalzado). Otros lo hubieran relacionado con las armas: “andá calzado con una buena pistola o sos hombre muerto” (anónimo, que andaba calzado). Antes de continuar: no quiero tomar el lugar de la Real Academia Española (RAE), sino hablar del calce o descalce, pero en finanzas.
Arranquemos con un ejemplo. Si tus ingresos (sueldo, alquiler de propiedades o lo que sea) son en pesos y tomás deuda en dólares, tenés un descalce de moneda (o de billete, ¡jaja!). Agregás una componente adicional de riesgo a tu flujo de fondos; podés tener una buena o mala noticia extra. ¿Qué sería una buena noticia? Que la cotización del dólar quede planchada, tu ingreso en pesos aumente y, entonces, necesites un porcentaje cada vez menor del dinero que cobrás para pagar tu deuda. ¿Bad news? Todo lo contrario: que el precio del dólar se dispare a una velocidad superior a la que crecen tus ingresos.
¿Y entonces? ¿Siempre hay que estar calzado? Con este posteo aspiro a que comprendas que el descalce agrega un riesgo adicional, la posibilidad de ganar (o perder) un poco más. Si decidís ir descalzo por la vida (financiera), pues estás convencido de que durante un tiempo la cotización del dólar (sigo con el ejemplo) no se moverá o lo hará poco, todo bien. Mis dos roles aquí serán advertirte de los riesgos y acompañarte en las oraciones para que se cumplan los supuestos con los que tomaste decisiones.
¿El descalce financiero puede ser solo de moneda? No. Te doy un ejemplo más: puede ser de plazos. Si un banco toma dinero a corto plazo (un plazo fijo a 30 o 45 días) y lo presta a un plazo mayor (digamos, dos años) tiene un descalce de plazos. ¿Cuál es el riesgo? Que se le corte el financiamiento (no le renueven los plazos fijos) con el que generó el préstamo. ¿Es así de simple? No. Este es un ejemplo didáctico: en las empresas (como los bancos) hay un conjunto de fuentes de financiamiento y otro conjunto de uso de esos recursos, y normalmente no es posible (ni aconsejable para la salud mental) asignar una fuente a cada uso.
El descalce agrega riesgo, pudiendo generar una ganancia o pérdida adicional. Cada cual (empresa o persona) decidirá cómo se para frente a eso.
¿Y en la vida? Vuelvo a las zapatillas, aunque no a las de María. Hoy hay una tendencia que recomienda correr descalzo. Según me explicó mi entrenador, el Prof. Gustavo Novello, son los cultores del natural running. Son los que añoran volver a los orígenes (en este campo) y correr como cuando éramos chicos. Dicen que Lucas Llach, vicepresidente del Banco Nación que disfruta de ese deporte, corre descalzo. Yo, que también vivo en Argentina y tengo miedo de que haya vidrios en el piso, compro un par de zapatillas para correr por año. Y las uso.
Yo también compraría zapatillas para correr, soy cubana. Me interesa este tema sobre todo en las empresas donde los pasivos son mayores que los activos.
Gracias Sarahi por tu comentario!
Carlos es genial tu post, muy didáctico, te voy a empezar a leer.
Un saludo
Muchas gracias Maximiliano! Saludos
Muy buena explicación. saludos!
Muchas gracias Iván!