Adiós al «Peso»: modifiquemos la denominación de nuestra moneda

Dicen los que saben (o los que dicen que saben), que para ser considerado dinero se deben cumplir tres condiciones: ser unidad de medida (los precios no se expresan en ladrillos), medio de pago (más allá del trueque, normalmente no abonamos nuestras compras con pantalones o dando clases de historia) y reserva de valor.

Nuestra moneda, el peso (argentino), no cumple esta última condición. Alguno podría agregar que tampoco cumple las otras, ya que los precios de muchos activos (como los inmuebles) los expresamos en dólares estadounidenses y que los pagos y cobros por la compra venta de esos mismos bienes suelen hacerse en una moneda que no es la nuestra.

Pero volvamos al punto: los argentinos no ahorramos a largo plazo en pesos. El peso no es reserva de valor. Buscando soluciones, es que propongo modificar la denominación, abandonar el “peso”.

No voy a proponer otro nombre. Aspiro a lograr que los argentinos busquemos otro para nuestra moneda. Y aclaro, por las dudas, que cuando hablo de moneda también me refiero a billetes.

Primero, un diagnóstico. Esbozo algunas de las razones por las que probablemente no ahorremos en pesos:

  1. Vivimos en un mundo que discrimina a los gordos. Todos quieren perder peso. Desean tener menos peso y no más peso. Si lo pluralizo: queremos tener menos pesos. En ese entorno, la denominación de nuestra moneda no ayuda.
  2. La sabiduría popular también juega en contra. Cuando resolvemos un problema solemos decir “me saqué un peso de encima”. Conclusión (parcial, pero importante): sacándote pesos de encima estás mejor.
  3. En física suelen afirmar que P = m g, que creo implica algo como que peso es igual a masa por gravedad. Es decir que, dentro de la tierra, la relación entre peso y masa de una persona es constante. O, pluralizado, la relación entre los pesos y las masas será constante. Traducido: los gobiernos seguirán dando pesos a las masas, lo que no augura nada muy auspicioso.
  4. Una de las acepciones que la RAE da para peso es: pesadumbre, dolor, disgusto, preocupación. También encontramos: peso, lastre, bulto, fardo.
  5. La inflación generada por la emisión, el déficit fiscal o lo que sea, somete a los tenedores de pesos a una pérdida permanente y, en muchos casos, muy significativa.
  6. Los argentinos no confiamos en que nuestros gobiernos mantengan las “reglas de juego” y, en consecuencia, buscamos posicionarnos en activos que no estén expuestos a normas dictadas por las autoridades argentinas.

El cambio que denominación que propongo apunta a eliminar las cuatro primeras causas por las que los argentinos no ahorramos en nuestra moneda.

Dejo constancia que:

*entiendo que la modificación representará un avance;

*para las causas 5 y 6 no tengo, por ahora, solución y no soy optimista en el corto plazo.

Antes de cerrar: cuando escribí el primer borrador de este posteo, el título era “cambiemos la denominación de nuestra moneda”. Como me pareció que podía leerse en clave política, para suavizar la cuestión y evitar la grieta, pensé en “cambiemos todos juntos la denominación de nuestra moneda”. Al final, como habrás comprobado, abandoné estas elucubraciones y opté por otro encabezamiento. Me pareció honesto contártelo.

Hasta la próxima.

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