Hace un poco más de dos semanas, Silvina Batakis reemplazaba al renunciante Martín Guzmán como Ministra de Economía. De la Argentina, aclaro por las dudas, un país donde los extranjeros vienen a comprar y pasear (en ese orden). Y se llevan (casi) todo.
¿Por qué? Los precios locales, en dólares, son muy baratos.
Lo digo desde otro lugar: el tipo de cambio de mercado (MEP, CCL o Blue) es alto en términos históricos.
¿Eso qué quiere decir? Es un tipo de cambio de crisis, que refleja un alto nivel de incertidumbre. Ahora, si va a bajar o a subir (el dólar de mercado) depende de lo que haga el gobierno.
Y acordate: no puede haber mejora de la economía sin señales políticas claras.
De nuevo: que se sepa quién manda y, sobre todo, para dónde quiere ir quien o quienes conducen, es una condición necesaria (aunque no suficiente) para poder encauzar la economía.
Cristina y Alberto (¿y Sergio?) no se ponen de acuerdo en marcar un rumbo. Estamos en problemas.
¿Y cómo estamos en lo financiero y en la economía real? Mal.
Mal en lo Financiero
Los activos argentinos están regalados. El AL 30, bono que nació con la reestructuración “exitosa” de Guzmán, rinde el 49% anual en dólares. ¿Cómo se lee una TIR (1) tan alta? El mercado lo considera muy riesgoso. Está regalado. Y pocos lo quieren comprar.
El S&P Merval que mide la perfomance de las acciones argentinas vale, en dólares estadounidenses, un 37% de lo que cotizaba antes de las PASO del 2019.
O sea: desde ese momento las acciones argentinas perdieron un 63% de su valor. Están regaladas las acciones argentinas. Y pocos las quieren comprar.
Y mejor no sigo.
Mal en la Economía «real»
Nunca me satisfizo está distinción de lo real con lo financiero, pero es la que se usa. Estamos con la economía en un parate, un dólar oficial muy bajo y una inflación minorista (IPC) que, después de un “piso” en junio (5,3%), tiende a acelerarse.
Hoy (casi) ningún consultor estima una inflación minorista para el 2022 inferior al 75%. Y el gobierno festejaría con ese número. Sí. Leíste bien.
De no creer: Alberto, Silvina y equipo firmarían terminar el año con no más del 75% de aumento anual del IPC. Algo así como decir “prefiero perder 3 a 0 y no 6 a 0”.
¿De dónde puede venir el freno a la inflación? De la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
¿Es seguro que baje la inflación? No. De ninguna manera. Para no hablar de la emisión, hay por lo menos dos hechos (adicionales) que parecen ir en sentido de una suba:
*el aumento de la velocidad de circulación del dinero (la gente se saca los pesos de encima cada vez más rápido) y
*la brecha alta (2) y muy pocas Reservas de dólares en el Banco Central (BCRA) (3).
La brecha alta es, también, un (otro) indicador de que el dólar oficial está atrasado.
¿Quién dice lo del dólar oficial retrasado? Los mercados (la gente, comprando, vendiendo, tomando decisiones). A ese precio todos quieren comprar. Los importadores están dispuestos a importar lo que sea a ese dólar. Y el Banco Central (BCRA) se los entrega a cuentagotas.
Frente a ese panorama, el gobierno se niega a devaluar bruscamente (darle un salto al tipo de cambio de 15% o 20%, pues devalúa todos los días en un “paso a paso”). ¿Por qué no quiere devaluar de un saque? Para que ese mayor valor del dólar oficial no vaya a precios.
Pero la inflación se acelera. Porque el costo relevante para la toma de decisiones es el de reposición y nadie sabe a qué dólar podrá comprar la siguiente tanda de productos o insumos. Entonces, los comerciantes o remarcan más (por las dudas) o dejan de vender.
Así llegamos a: inflación en aumento y economía parada o ralentizada.
Y, mientras tanto, en Argentina (y no en ciudad Gótica) la gente busca sacarse de encima los pesos cada vez más rápido. La sensación de “mañana esto va a costar mucho más y con los pesos vamos a poder comprar mucho menos” o “mañana tal vez no consiga esto”.
¿Y entonces?
Estamos en el medio de una crisis. Con la economía frenada. Y el gobierno con los problemas de una devaluación, sin haberle dado ese toque al tipo de cambio oficial.
¿Y Batakis?
Silvina la tiene complicada.
Y está sola. Por ahora, ni Cristina, ni Alberto la ayudan marcando un rumbo.
El escenario es no sustentable: la economía ralentizada, sin precios, con falta de productos e insumos, sin acceso al dólar oficial, con pocas reservas y con la gente sacándose de encima los pesos a velocidades cada vez mayores.
Y un clima social complejo.
La tiene complicada la ministra.
La tenemos complicada nosotros.
Hasta la próxima.