Ningún autor de novelas policiales se permitiría advertir, al inicio de una de ellas, que el asesino es el mayordomo. Pero en un posteo sobre jubilaciones, me puedo dar el lujo de anticipar que lo […]
Ningún autor de novelas policiales se permitiría advertir, al inicio de una de ellas, que el asesino es el mayordomo. Pero en un posteo sobre jubilaciones, me puedo dar el lujo de anticipar que lo […]