El 31 de octubre de 2023 murió Juan Trigo. Un gran amigo que, mucho antes, fue mi profesor.

¿Por qué incluyo una nota como esta en el Blog? Aunque los análisis contrafácticos son siempre discutibles, es posible que, sin Juan, este sitio no hubiera nacido.

Cursé Economía de la Empresa en el ITBA en 1979. Me encantó la materia, que tenía como profes a Juan, Alberto Luzzi y Hernán Marenco.

Fue Juan el que me invitó a formar parte, al año siguiente, de las cátedras en el ITBA y en la FIUBA. A esos equipos (o a alguno de ellos) también se incorporaron Eduardo Pose, Rodo Berisso y Horacio García Mansilla, entre otros.

Fue Juan el que me invitó, muy poco tiempo después, a dar la clase inaugural, sobre contabilidad, del ciclo de trabajos prácticos, con un aula desbordada en la sede que, sobre la avenida Las Heras en CABA, tiene la FIUBA.

Fue a Juan a quien consulté mi idea, por suerte concretada, de cursar una Maestría en Finanzas en UCEMA.

Spinoza dice algo así como que es imposible conocer la infinita cadena causal que llevó a que, hoy, cualquiera de nosotros esté donde está. Es cierto. Pero también lo es que en nuestros caminos hay hechos significativos que nos empujan en cierta dirección.

Soy un feliz docente de Finanzas, jubilado, que sigue comunicando desde un Blog y un canal de Youtube, también por esos “empujones afectuosos” de Juan.

Después vino la amistad. Y los partidos viendo a San Lorenzo con un muy joven Víctor (hijo mayor de Juan).

Y las clases que más disfruté, las que dimos juntos para los futuros ingenieros en petróleo, en el ITBA. Ahí conocimos a Diego Tejada, alumno por esos días y después gran amigo.

Y tiempo después trabajamos, full time, juntos en el ITBA. Con él, con Laura, con Eleonora, con Mariana y también con Diego (el del párrafo anterior). Inolvidables los almuerzos en Rodizio que compartíamos los viernes, a los que se sumaba Male (esposa de Diego), en los que, cada vez, le cantábamos el “feliz cumple” a Juan.

Y siguieron los encuentros. Y los viajes. Como el que hicimos en el 2014, siguiendo a San Lorenzo en su camino a la (hasta ahora) única Copa Libertadores. En el primero de ellos, al llegar a Porto Alegre, encaró a la sra. de informes con un “¿fala portuñol?”. Sentido del humor no le faltó nunca a Juan.

Y el viaje del 2015, a Londres y alrededores, con María (mi compañera), Mili (hija de María), Euge (mi ahijada) y Diego y Male (padres, no casualmente, de Euge). Otra vez: súper disfrutable.

Y seguimos viendo a San Lorenzo, como lo documenta la foto de arriba. Y dando clases, juntos, en el Instituto de Árbitros de AFA que comandaba Juan Bava.

Y compartiendo almuerzos y charlas con Hugo Perdomo y Víctor Trigo. Siempre disfrutando.

Se fue Juan. El buen tipo. El sabio. El que se tomaba unos segundos para responder y te sorprendía con la reflexión. El que enseñaba sin proponérselo. El de las charlas disfrutables. 

Queda Mary, su compañera de toda la vida, y la linda familia que armaron, con hijos cariñosos como los padres: Víctor, Pablo y María Laura. Y los nietos (con mayoría femenina).

Quedan también los recuerdos, los abrazos, los aprendizajes y las sonrisas compartidas.

Y la certeza de haber tenido el privilegio de compartir todo ese camino con Juan.